Diario Comunal 275: Entender lo nuevo, es comprender lo viejo.


Muchos de nosotros, nos formamos dentro de corrientes de música, de baile, de cine, de teorías, que acompañan la edificación de nuestras vidas. Nuestros recuerdos, entretejen colores, sabores y olores que en muchos casos, cimientan nuestra intimidad. Lila, para la generación en turno, es la representación de su época. Ver repleto, al máximo y más grande auditorio Oaxaqueño, vivenciando un concierto, no significa asistir y ver, un hecho comercial y publicitáriamente artístico. 
Boletos regalados, motivaron la expresión de un público, verdaderamente convencido de lo quería gozar y ver. Todos hemos criticado, la comercialización enfermiza que se le ha dado a la Guelaguetza, su mediocre cuidado, en no entender la costumbre, confundíendola, con lo pasado, con lo arcaico, con lo primitivo, dijera un docto en estas cuestiones. Este concierto, da una respuesta, emanada, de lo que Oaxaqueños reales, deseamos compartir. 
Un jarabe de piña interpretado por una banda norteada, Tuxtepecanas bailando el "comalito", un jarabe Mixteco, dignamente bailado, no por una pareja, sino por varias, en fin cambios, que no denotan falta de respeto a una tradición, sino su actualización con el aplauso de una muchedumbre Oaxaqueña, radicada aquí, o en cualquier parte. 
No falta también, una visión crítica, a los lacerantes problemas como lo son; la vida de los niños migrantes, que huyen de la pobreza que los ahoga.
Pero lo central y atractivo de este concierto, radica en la re-significación del Oaxaca profundo, del sabor, del color, de la musicalidad, del ritmo que no deja de ser un ser viejo cuño que se acuña de nuevo. Su estratégica realización, hace convivir, dos espectáculos disímbolos, en tan sólo tres días de diferencia en un mismo auditorio. Podríamos afirmar, que la Guelaguetza es un espectáculo de los empresarios, de los comerciantes, y que la Guetza, es ya, una gran fiesta de Oaxaqueños actuales, que ven expresados sus gustos, sus afanes en un espectáculo que llena su contemporáneas expectativas.
Entender lo nuevo, es comprender lo viejo que nos satisface, que actualiza nuestros principios de reciprocidad y respeto, una Guetza es reciprocidad en la vida para la dignificación de todos. Y el evento es eso, una Guetza, en donde todos damos para recibir, no pagamos para conseguir, compartimos, no competimos las ganancias a obtener.
Este evento es, parafraseando el nombre de una amiga, La congruencia que da credibilidad. Que es un evento político, sí lo es, pero para gozo del Oaxaqueño actual, Que es un evento económico, sí lo es, pero para el comercio tan maltratado por el régimen actual, Que es un evento cultural, sí lo es, pero para los respetuosos de la profundidad de nuestras raíces, y de la necesidad de reanimarlas, para un futuro más armónico, más recíproco, más horizontal y más participativo.
Para terminar diríamos, que la Guetza es de los Oaxaqueños coherentes, que nos reconocemos en los demás, que sabemos que la tradición es lo que expresa nuestra profundidad, y que somo hacedores, de nuestras nuevas tradiciones, viviendo la vida actual, reconociendo la obra de nuestros antecesores.

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