Diario Comunal 274: Cerrar ciclos es un atributo natural en todas las dimensiones de la vida.


Cuando exponemos la experiencia de una clausura, los hacemos no sólo por haber tenido la fortuna de haber sido invitados a Una clausura en la Mixteca, sino por el empeño de comprende la fuerte vinculación comunitaria que se logra, o puede lograrse en todo campo educativo. Ahí, en la Reforma Zaragoza, no sólo aprendimos que es la comunidad en su conjunto, quien cierra un ciclo, y que lo pequeño, o unitario, como se conoce administrativamente, es digno de considerarse cualitativamente, no solo cuantitativamente, que sitúa a muchas comunidades en una verdadera zozobra, de si mantendrán su escuela o no, por el reducido número de alumnos. Esta experiencia revela, la importancia de ver, sentir, comprender, que un proceso educativo, esta en la sociedad, en su unidad, de que no puede ser una mecánica especializada, separada de la comunidad. Es bien cierto, que una clausura deja ver la penetración de valores mercantiles, en toda labor, en los regalos, en la ropa, en la música, sin embargo no oculta la responsabilidad concreta que asume la ciudadanía, o los comuneros, en la realización educativa.
Todos quieren colaborar, no lo vislumbran en los contenidos, porque se le ha hecho asumir, que es la escuela la que educa, que ellos no tienen conocimiento que ofrecer, olvidando que los estudiantes, si aprenden algo en la escuela, siguen aprendiendo en la calle, en el camino, en el juego, en las fiestas, en el hogar. Todo esto conforma una totalidad educativa, que puede maniobrar el que no se consuma, más, que lo que internamente se produce. o que se diseñen regalos con productos de la comunidad, y que los adornos no se compren, se colecten dentro, de que lo que se baile, también sean música propia. Esto no significa, que desaprobemos que hasta los Beatles, sean escuchados, sino que se busque el empeño de partir siempre de lo que se tiene, que es propio, y construido con elementos comunitarios de todo orden . 
Comprender, la integralidad de la labor educativa, es el reto que se proponen los maestros de Oaxaca, cierto, no todos, pero si, una buena cantidad de ellos. 
La otra cosa, es que las experiencias obtenidas, en todos los maestros son desechadas por ellos mismos, y esto no es raro, porque cada grado que obtienen les subraya, de que lo mejor está fuera de ellos, que lo deben consumir de los autores, que sobresalen hasta por sus apellidos innombrables. Tampoco decimos con esto, que hay que dejar de leer, sino que ha llegado el momento de que todos ofrezcamos nuestra real experiencia, no la buena repetición que hacemos de lo ajeno. Es el momento de escribir, lo que hemos aprendido de la vida, y dejar de consumir, la vida de los otros, por muy sobresaliente que sea su prestigio. Reconozcamos todos que somos seres comunales, que en nosotros habita la experiencia, y el suelo para mejores tiempos.

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