Diario Comunal 97.
Comprender que dependemos de todo, no nos hace
frágiles, o endebluchos. Al contrario, nos cambia la manera de entender el
mundo que vivimos. El sistema-Mundo que nos envuelve, nos llena de competencia,
incluso desde el hogar, cuando deseamos ser los preferidos de mamá o papá,
cuando empezamos a medirnos frente a nuestros hermanos. Esta competencia se
agiganta en nuestros razonamientos cuando entramos a la Escuela. Queremos ser
los más respetados, y estamos dispuestos a medirnos a golpes con el otro o la
otra. No se diga en el uso de la memoria, siempre se nos inculca a sobresalir,
siguiendo al pié de la letra lo que el maestro dicta. Competimos con la
vestimenta que llevamos, el peinado que nos hacemos, el novio o la novia que
nos conseguimos, incluso competimos hasta en el tipo de lápiz que usamos y no
se diga, de los cuadernos que llevamos. La cosa crece en el deporte, en los
uniformes, en fin en todo. Recientemente, hasta en los celulares, o
computadoras que tenemos, y de los juegos que conseguimos. En todo brilla la
competencia, que nos fortalecen los maestros incluso nuestros padres. El
sistema educativo está diseñado para eso, para competir, las calificaciones son
la muestra palpable. Siempre nos pasamos midiéndonos frente al otro, sin ver al
otro de una manera diferente, que sería la compartencia con el, de todo.
La competencia está tan presente en la
ideología que se nos impone, que no vemos nuestro existir en una infinita
escalera, que es lineal y vertical, que te dice si puedes escalar o quedarte en
el mismo lugar, o bajar incluso. No se ve el mundo de manera horizontal, Un
mundo en el que todos signifiquemos, aportemos no en igualdad de
circunstancias, sino en una diversidad de circunstancias. Se nos habla hasta el
cansancio de libertad, si, pero de libertad para subir o bajar, no importa a
quien aplastes. Se te dan derechos que supuestamente debe proteger el Estado
protector, los miras y reclamas en el campo de la competencia.
Nunca se te señala la obligaciones, que debes
diseñar horizontalmente con todos, obligaciones que estén orientadas al
beneficio común. No, se te aísla y de paso si tienes dinero, podrás obtener tus
derechos. Para eso está la escalera, si estás arriba, tienes derechos
asegurados, ninguna obligación, y si estás abajo, ya te jodiste, tu camino será
la cárcel si la riegas en algo.
Reconocer al otro, valorarlo en tus ideas y en
tus acciones, serviría para verte en un mundo horizontal, pleno de decisiones
conjuntas, de un rolar de la representación, que de esta manera no se vuelve
oficio, menos labor de una mafia apostada a lo alto en la escalera, que te
controla que te somete. Ya lo han dicho, sólo, avanzas rápido, pero en grupo,
llegas más lejos. Es eso precisamente, está la clave de porque no resolvemos de
manera directa y en conjunto, nuestros problemas, porque permanecemos en la
escalera y en donde el de arriba, siempre tirará patadas para que te derrumbes
y caigas más abajo. Comprender que dependemos de los que nos rodean, es empezar
a derrumbar esta escalera.
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