Diario Comunal 89: Rectoría del Estado en la educación.
Otra vez vuelve la burra al daño, pido perdón a
la burra, porque si hace daño es por su necesidad de sobrevivir. Pero en papel
de rector, que se asume el Estado, hace más daño a la nación que nada. Si esa
rectoría, buscara respetar planos autonómicos en la educación, para cada
región, para cada sector o estrato, de cada comunidad y organización,
estaríamos de inmediato. Sin embargo esto no parece ser así. La hegemonía
gubernamental en el quehacer educativo, supone la homogeneización de los
contenidos de la educación, implica calificar el oficio y sus resultados en
parámetros numéricos, que en lugar de elevar la cualidad de la educación, la
reprueban numéricamente, y de esa manera se reproducen los planos de poder que
le son inyectados al magisterio. Adjudicados para reproducir el poder, el
maestro hace que nuestro colonialismo interno crezca en lugar de restar sus
efectos nocivos para una real interculturalidad. No partir del conocimiento que
genera cada región significa seguir imponiendo un modo de vida cimentado en el
mercado. Es seguir, preparando mano de obra para ser utilizada en la industria
y el comercio que son propiedad de los grandes capitales, nacionales y
transnacionales. La sabiduría regional, tiene la cualidad de proponer una forma
de vida propia, que encuentra en su naturaleza, la tecnología necesaria y
adecuada para su aprovechamiento y cuidado.
Un ejemplo muy claro lo encontramos en el campo
de la salud. Mientras la educación para el mercado genera lazos de dependencia
de la salud industrial, en las regiones se encuentra una medicina natural, que
mina su importancia, ante los nuevos padecimientos que genera la industria
comercial. Se es más dependiente de la cirugía, que de la natural alimentación
y prevención de enfermedades. De todos es conocido que las
clínicas se orientan más hacia las cesáreas,
que a inducir partos naturales, y esto es porque la cesárea es un negocio, en
la que se beneficia el médico y no la madre parturienta. Podríamos exponer
millares de estos ejemplos, lo que nos interesa resaltar es que una educación
orientada al mercado, enferma aún más a nuestra sociedad, y con ello, el afán
numérico de la educación se convierte en el dispositivo adecuado para acortar
más nuestro paso por este mundo.
Seguiremos insistiendo en la cualidad
educativa, y esta solo se logrará si parte de las sabidurías regionales,
propias y naturales. La rectoría del Estado en este campo, contiene más
peligros que certezas.
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