Diario Comunal 71: ¿Por qué murió la parcela escolar?
Cuando era niño, los maestros trabajaban con
nosotros predios escolares, que la comunidad tuvo la obligación de dotar. En
ese trabajo, aprendimos a limpiar, a sembrar, a regar, a cuidar los cultivos,
estuvimos cerca de la naturaleza y no la veíamos desde el pízarrón como sucede
en la actualidad. Quiero platicar otra experiencia mucho mayor. Es
tudié en el internado de Guelatao, En esta
escuela había talleres de carpintería, de textilería, de talabartería, de
zapatería, de panadería, de música, de agropecuarias, el caso es que cada
alumno tenía la obligación de realizarse en un taller con actividades
concretas. Había asamblea de alumnos, estructura de cargos y comisiones. El
cuento es largo pero mis recuerdos de ese modelo educativo son muy gratos. Es
por ello que ahora me pregunto, el porque ha desaparecido este esfuerzo que
formó a miles de comuneros que mínimamente se convirtieron en representantes
centrales en sus comunidades. Debo suponer que en los maestros existía una
mística de trabajo ¿ quizás si, pero no era todo, en aquellos años, no había
libros de texto, el maestro era un investigador trabajador, que encontraba en
el mundo circundante, las lecciones adecuadas para extender en las aulas. Es
decir no tenía el catecismo a repetir y obligar al alumnado a repetir como
pericos. Había más creatividad, y con ello mucha participación del alumnado.
Desde ahí pude observar la dificultad de la reproducción de la lengua materna
en las aulas, ya que estudiábamos en ese internado, Mixes, Zapotecos,
Chinantecos, y se hablaban más de diez variantes, lo que hacía imposible la
comunicación profunda, y caíamos todos a la necesidad del español. Bueno esto
da para otra reflexión. Lo que nos compete ahora es, porque del abandono del
trabajo como pedagogía. Yo creo que el hecho del libro de texto mecanizó la
educación, para comodidad del maestro, y por el otro, el horario y la movilidad
de la labor magisterial. Era más fácil cumplir un horario, que atender una
labor que no puede tener horario, y menos si en la cabeza del maestro está la
expectativa de irse a la ciudad, lo que lo sitúa en la comunidad como un
trabajador de paso. Todo esto impulsa la burocratización, la comodidad que
fomenta la mediocridad, y con ello el conformismo y la falta de compromiso. El
maestro se aleja de la comunidad, al despreciarla como maestra de saberes
propios.Todo esto hizo que la parcela escolar quedara en el olvido.
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