Diario Comunal 70.
Hay de trabajos a trabajos. El sistema-mundo
que nos asfixia, está fundamentado en el trabajo enajenado, este es aquel que
se realiza aunque su valor no nos beneficie directamente. Vamos a la oficina, a
la fábrica, al terreno de cultivo, por la necesidad de tener un ingreso
monetario, no porque nos interese, o nos guste lo que hacemos. Cumplimos y ya,
el valor de nuestro cumplir
lo obtienen otros, nosotros solamente buscamos
los chelines. Esto es trabajar por trabajar. El problema radica, cuando estamos
obligados a realizar una labor que puede beneficiar o perjudicar a terceros. El
más cuestionable, lo encontramos en la educación. Si un maestro no le tiene
aprecio a su labor, realiza su labor de manera mecánica, enajenada, lo que va
en perjuicio de una buena cantidad de personas. La sociedad en general, ha
criticado el papel de los maestros robots, de los maestros que dizque enseñan,
pero sólo porque reciben un salario. Muchos le llaman a esto, falta de mística,
Se le llame como se le llame, lo cierto es que el maestro no le da gusta su
labor, no lo aprecia, más que como un trabajo que tiene que realizar
obligadamente. Enseñar, comunicar, infundir, el trabajo como un trabajo que
puede dar placer, satisfacción, alegría, suena a una verdadera utopía. Esto es
cierto, y desgraciadamente en esto radica el verdadero cambio en la educación.
Concebir, el trabajo educativo, como una labor enajenada, nos vislumbra a esta
labor como inútil, como obstáculo más que como un camino adecuado para la
conquista de la felicidad. Podemos echarle la culpa de todo al sistema-mundo en
el que vivimos, pero con ello amenazamos a todos de muerte y de paso, nos
suicidamos.
La educación en este sistema de mercado está
fundamentado y vestido de COMPETENCIA. A diario se habla de quienes son los
mejores maestros, cuales son sus puntos, cuanto ganan los mejores, o más bien,
los que soportan mas su estadía en escuelas que les dan solamente más títulos.
La competencia nos enfrenta unos a otros, nos mide el rendimiento, por ello,
existe la visión de que la educación es chafa, porque el maestro no tiene la
preparación adecuada, y se repite esta interpretación viciosamente. Todo se
encuentra nuevamente en una nueva escuela, no se toma en cuenta que lo que
existe es una verdadera enajenación en la labor educativa.
Con esto, enseñar el trabajo, trabajando,
parece cuento de locos, porque, si ni al maestro y como consecuencia, al
alumno, les gusta el trabajar, pos estamos jodidos. ? Como cambiar esto ¿
les juro que me rasco la cabeza, lo único que
encuentro es que los maestros se liberen, se descolonicen, trabajando con una
gran respeto de su alumnado. La relación constructiva, creativa con los
educando que también son educadores, puede ser la clave para des-enajenarnos,
en la misma faena educativa. Trabajar con todos, nos aleja de la flojera, de la
inercia, de la hueva en pocas palabras. Ustedes que dicen.
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