Diario Comunal 53: Ser autónomo es auto-alimentarse.

La autonomía no se da por decreto, se construye con los elementos que tenemos al alcance. 

Las comunidades Oaxaqueñas gozan de territorios comunales, como en ningún Estado de la República. Trabajan colectivamente para ejercitar su comunalidad al servicio de todos. Por esto, son autónomas en ciertas dimensiones que ya hemos comentado, pero en el plano de la alimentación esto está lejos de alcanzarse. Gracias a las políticas mercantiles del sistema. Por un lado se prefiere que Oaxaca sea una fabrica de mano de obra barata, y por el otro, se apoya a monocultivos como lo son el café, la caña, la piña(si es que podemos decir apoyo a lo que se hace), y de paso nos llenan de comerciales y de tiendas campesinas, para que dependamos de los monocultivos desarrollados en otros Estados, por ejemplo Puebla, de donde llega toda la verdura, el huevo y muchas mercancías más.

Sin embargo hay salidas a esta situación. Ayer ya decíamos lo que se esconde atrás del cafeticultor, creemos que es importante impulsar, por nosotros mismos, la producción de alimentos, pero esto se debe entender como producción para el auto-consumo, en primera porque nuestros pocos planos así lo permiten, y en segunda porque lo prioritario es que estemos alimentados, sin olvidar el mejorar nuestra alimentación con la misma naturaleza que nos envuelve.

Los centros educativos deben producir dentro de ésta lógica, en lugar de seguir sentados escuchando discursos inútiles.

Como podemos observar, no solamente es necesario enfrentar el problema de la dependencia alimentaria, produciendo para el auto-consumo, sino también es cambiar los métodos de enseñanza, para que esto sea una actitud pensada por todos. Es decir, no sólo hacen falta políticas más adecuadas, sino un cambio en nuestra manera de pensar y por lo tanto de proceder en la comunidad y en la escuela. La construcción de la autonomía, reclama la participación de todos en todas las dimensiones de la vida, y está sí se puede lograr, si exigimos de nosotros mismos mayor responsabilidad y atención a lo que ocurre en la producción de alimentos.

En la ciudad hay mucho por hacer, principalmente ser críticos en los hábitos de consumo, extender mayor información a todos de lo que significa el alimentarse bien, no seguir consumiendo la basura que nos venden. Ciudadanos en la ciudad, y comuneros en la comunidad, debemos tomar cartas en el asunto, desde la trinchera que habitemos, desde el escritorio, la sala de belleza, la fabrica, la parcela, el hospital, la escuela, el comercio, en el lugar que estemos.


Porque de todos es la vida y comer bien también lo es.

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