Diario Comunal 33.
La necesidad de comer y la educación, van de la
mano. Releyendo a Ilich, y viendo lo que sucede con el Suneo, la Uabjo, y toda
la educación en general, me agobian las preocupaciones.
Si uno estudia derecho,
pareciera que se formara para profesionalizar la búsqueda de pleitos, es decir
a profesionalizar lo chueco en verdad. Si se estudia arquitectura, sólo se se termina
en un gabinete haciendo dibujos, para edificios ajenos, y eso cuando tienes
relaciones sociales que tienen ésta oportunidad, la mayoría termina de
burócrata o taxista.
Si se estudia medicina, solo hace falta aprenderse de
memoria algunos componentes para seleccionar una medicina que tiene que comprar
el paciente, que como ya es rutina, sólo extiende la gravedad de la enfermedad.
Eso sí, todos se quedan en la gran ciudad. Si se es agrónomo, se termina en
elaborador de proyectos en el mejor de los casos, la mayoría sólo observa la
tierra de sus uñas, en donde no crece nada, más que bichos. Si se estudia Ingeniería
electrónica, se termina como político, o cualquier cosa, menos un constructor
de comunicaciones electrónicas. Si se estudia para maestro lo primero que se
desea es regresar a la ciudad y abandonar la comunidad, en fin en todo hay
peros. Todo lo comento a sabiendas que en todo hay excepciones. Mis respetos
para aquellos que cumplen con gusto el oficio que les otorga un centro
educativo. Pero por todo esto me hago la siguiente pregunta ¿cuáles deberían
ser los oficios o las carreras, que ayuden a disminuir las desigualdades sociales,
y no sean más que instrumentos para la extensión del sistema mercantil? Aquí
está la cuestión. Todas las carreras y oficios están orientadas a ampliar y
reproducir el mercado, la necesidad de lograr inversiones lo mismo la enfrenta
un carpintero que un arquitecto.
Todo egresado de una escuela lo primero que
solicita es un trabajo, y cuando lo hay el egresado funciona como trabajador al
servicio de capitales ajenos, lo mismo para impartir justicia, que para curar
una enfermedad. Al estudiante, aparte de muchas cosas, no se le forma para
crear su propio empleo, sino para ser empleado por otro. Esto se conoce como
mano de obra especializada, la que es libre de ser contratada, si es que existe
la demanda. Por esto, la gran mayoría termina de taxista, mis respetos para
este oficio tan inseguro, o de simple oficinista o barrendero sin título. Quien
no ha conocido a personas que se Doctoran, incluso en Universidades
extranjeras, que por falta de empleo, terminan haciendo todo menos la labor
para la que fueron formados. Con esto, estamos de acuerdo con Ilich, que la
escuela es inútil, y que sólo sirve para aumentar las jerarquías sociales que
el mercado de trabajo fortalece y en la mayoría de los casos un sin fin de frustraciones,
que se convierten en caminos abiertos para la delincuencia. Todos comemos, pero
la mayoría hemos sufrido también la advertencia de nuestros padres campesinos ¡Estudia,
para que no seas como yo! y su resultado final lo observamos en la actual falta
de alimentos después de la muerte de nuestro padre, quien sí sembraba, pero se
avergonzaba de su oficio. (seguiremos, no se pierda el próximo capítulo).
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