Diario Comunal 233: Tantas fiestas, y nos seguimos quejando de todo.


Resulta verdaderamente impresionante darnos cuenta que la vida nos da inmensas satisfacciones. Las navidades, son un excelente pretexto y una manera para evidenciar que muchas de nuestras angustias cotidianas son posibles de trascender. Esto nos invita a reflexionar, que tanto, realmente es nuestro actuar dentro del campo religioso, y que tanto es resultado de una percepción diferente de la vida. Una va a las posadas, pensando sabiamente en la diversión, de si va a haber tamales , dulces, piñatas, pastel o lo que sea. Cualquiera puede pensar que somos simplemente gorrones, o como decían mis cuates "buenos pa nada, come cuando hay", no nos percatamos de nuestro placer de estar cerca de todos, de los que conocemos y de los que estamos por conocer. Nadie piensa, en una posada, en la pareja de peregrinos (salvo contadas excepciones), pero sí, se tiene curiosidad de quien va y cómo va. Otros dirían de esto, que se va simplemente por el chisme, pero nosotros creemos que en nuestro ser, habita una actitud gregaria por naturaleza, y que el que invita, lo hace para elevar su prestigio aportando los implementos necesarios para el festejo. Nosotros vamos a la fiesta, por estar con todos, no tanto por el pretexto. No tomamos en cuenta esta diferencia, lo que hacemos es simplemente vivir lo que nos gusta. Y eso está excelente, pues no es tan necesario tomar conciencia de todo, lo que de manera natural sentimos y nos hace actuar. 
Otra cosa se ve en los organizadores de cada fiesta, posada, quince años, etc. El organizador trabaja todo un año para ahorrar y dotarlo todo en un rato, en un día, en fin. Son muchos los que le regalan su fuerza de trabajo, y lo hacen con gusto, los que arreglan el espacio, o el local, los que hace los adornos, los que diseñan la ropa, fundamentalmente los que preparan los bastimentos, sea comida, aguas, o refrigerios. Si vemos, son muchos los movilizados, y esa cotidianidad de trabajo, no la racionalizamos, claro, como ya dijimos, no es necesario, pero siempre es bueno echarle un ojo a ello, porque en verdad eso somos, participativos para el goce, y no sólo para el consumo del goce, sino para el trabajo que requiere su realización.
Lo que se gasta poco importa, esto a muchos le significa una tontería, es gastar lo que no se tiene, es quemar el dinero, sin embargo, en esta actitud, apreciamos una muy natural forma de hacer la vida. Se tira todo, lo que una persona que fija su interés en la acumulación, le resultaría bochornoso incluso, estúpido. He ahí la gran contradicción que se refleja en nuestra actitud, porque por otro lado, cotidianamente queremos acumular dinero ¿para que?, una buena parte lo hace para tirarlo o regalarlo en una fiesta, y otro acumula para seguir acumulando. Su consecuencia se ve al paso de los días, unos se vuelven ricos de tanta acumulación, además de que su obsesiva pretensión de acumular, les lleva joder a quien se deje, y los otros simplemente a acumular, para festejar la vida. Sería bueno que nos preguntáramos, de que lado estamos, de los que acumulan para seguir acumulando, o de los que acumulan para festejar. Mientras tanto, hemos de seguir haciendo la vida, como la apreciemos. #tioyim #comunalidad.

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