Diario Comunal 196: Vivimos la Dictadura Perfecta.
Hace ya algunos años, un escritor peruano,
afirmó que México era la dictadura perfecta. Lo que está sucediendo en estos
días nos hace recordar a este personaje, que por cierto se hizo candidato a
Presidente de su República. Perdió efectivamente. Pero su afirmación al parecer
sigue siendo válida.
El hecho de que estemos atados a un Estado de
derecho, el cual, democráticamente se legítima, si, y lo escribo sin comillas,
porque eso es la democracia que entienden todos, nos hace ver y estar
verdaderamente ante un callejón sin salida, como lo señala otro intelectual
Mexicano.
¿Cómo salir del callejón? Si seguimos tomando
decisiones dentro de éste orden jurídico, jamás lo lograremos. Creer que el
Estado va a reconocer nuestra participación en las decisiones, está en chino.
Los partidos políticos, muchas veces lo hemos afirmado, en realidad no nos
representan. Representa los intereses de un cuerpo financiero, político,
ideológico, que se sustenta en una racionalidad que encubre desigualdades, y
ahonda paulatinamente la barranca que separa a las grandes mayorías de las
élites en el poder. Efectivamente, la Constitución reconoce en su artículo dos,
el carácter multicultural de la nación, pero en la práctica esa diversidad es
aplastada e ignorada, aún más se fortalece una visión uniformadora,
homogeneizadora, que impide no solo la participación de la sociedad en su
diversidad, sino que abre los causes para seguirnos excluyendo, pisoteando con
ello nuestros derechos básicos, con ese contrato social que nos somete.
Seguirle reclamando al Estado en su lenguaje,
debilita y desfallece todo ánimo sincero de vivir en armonía.
Esto no quiere decir acceder a su lenguaje
violento con violencia, al contrario, es necesario buscarle la vuelta al asunto
para poder edificar nuestra esperanzas. Los maestros están frente a sus alumnos
todos los días, cotidianamente entran en relación con los padres de familia, es
ahí en donde podríamos encontrar las fórmulas adecuadas para educarnos todos.
Es cierto, la reforma educativa es una reforma laboral que se le impone al
magisterio, pero el maestro en la práctica tiene como sus mejores evaluadores,
a las sociedades locales que tienen la oportunidad de atender. Con esto no
queremos decir, que se detenga la movilización para lo laboral, sino que se
vean los otros caminos que están al alcance.
Caminar también esos otros caminos, pues una
educación que permita a la sociedad identificar los ejes de su sometimiento,
siembran por si mismas, nuevas posibilidades de existencia y de construcción
social.
El caso de Oaxaca es específico, tiene un gran
potencial para conquistar una verdadera transformación, el PTEO, es uno de esos
derroteros, porque para derrumbar esta dictadura, se requiere de invertir los
términos, es decir, ver el suelo que estamos pisando de manera concreta, para
poder cambiar, la situación que actualmente prevalece.Sabemos que la cuestión
no es fácil, pero existen los caminos para la defensa de nuestras capacidades,
y con ello alentarnos mutuamente, en lugar de tomar la represión como pretexto
para no hacer algo, que en serio y desde abajo, derrumbe y desaparezca esta
pesadilla.
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