Diario Comunal 189: Piedra blanca, agencia de Matías Romero, albergó una reflexión urgente.
Es indudable, desde su interior, el magisterio
Oaxaqueño esta revisando su labor, ha tomado conciencia de que algo anda mal y
está empeñado en modificar sus actitudes en la labor educativa. No nos cabe
duda, los más claros, se han convencido de que enseñan. de manera mecánica
valores y conocimientos, que nada tienen que ver con el contexto; la familia,
la comunidad, la región. De que han sido, herramientas de un sistema de vida
que cosifica todo, y que este, no sólo esta en contra de su estabilidad
económica, sino de que la educación que imparten aleja a la sociedad de la
solución de sus más caros anhelos.
En piedra Blanca se reunieron las cinco
jefaturas de Educación indígena, que atienden el istmo. Cedes 22, y DEI, han
preparado documentos para alentar la reflexión de sus compañeros sobre su
labor. Independientemente de lo prácticos o no que resulten estos documentos,
que son derivaciones del PTEO, muestran un serio acercamiento a criticar la
labor actual que realizan los docentes, y proponen un necesario cambio en los
conocimientos a impartir o compartir con la sociedad, desde el conocimiento
concreto de las propias comunidades.
La descolonización es un proceso urgente de los
maestros. Y ésta cuestión no es fácil, como ya lo hemos mostrado en anteriores
páginas de este diario. Cargar durante siglos la imposición de una cultura, de
valores y conocimientos ajenos, hace mella en la conducta natural de cualquier
persona. Los maestros han mamado colonización, por lo mismo la reproducen. El
lenguaje ya sea el materno o el impuesto contiene modelos de interpretación del
mundo que son externos, ajenos, impuestos, esto hace que la enseñanza sea
también una imposición vertical, ajena, desvalorizadora de lo que la naturaleza
genera como conocimiento propio. Si, en lugar de generar un conocimiento con el
contexto o la naturaleza, circundante, con el lenguaje propio construido
cotidianamente, se impone un conocimiento para, lógicamente expulsar al joven
de su comunidad y no encontrar en lo local, la manera propia de sobrevivir, y
realizarse comunalmente. Los conceptos derivados de la ciencia social, meten a
los profesores críticos en una cárcel conceptual, de la que difícilmente se
liberan, al tener que utilizarlos por ser el lenguaje hegemónico, de poder, del
conocimiento que han heredado. La presencia de los grandes educadores y sus
conceptos hacen mella en
la intelectualidad magisterial. Se ha perdido
el valor de llamar a las cosas como son, el empeño de darles a las cosas una
interpretación científica, les vuelve a los maestros, a separarse de la
construcción de un lenguaje práctico que llame a las cosas, como todos las
llamamos.
Estamos conscientes que ellos no tienen la
culpa. Portan la mejor y más avanzada conceptualización, pero este nivel es
necesario trascender, ¿como?, hablando como se habla, porque suena curioso, que
se use un lenguaje dentro del salón y otros, fuera de la escuela.
Descolonizarnos es usar nuestro lenguaje en todos los espacios y ámbitos que
habitamos.
Es construir y reproducir conceptos que
evidencien nuestra realidad, no la ficción que la colonización nos sigue
imponiendo.
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