Diario Comunal 182: Revalorizarnos es recordar (3).

Haya sido como haya sido, miles de tienditas de abasto empezaron la faena de introducir productos no producidos en la región. Con el paso de los años, sus responsables se fueron enamorando de distas maneras de esta realidad Oaxaqueña, que aún no alcanzamos a comprender en profundidad. Algunos ampliaron sus actividades integrando organismos civiles, unos preocupados por los recursos naturales, otros por los derechos humanos, otros por el "desarrollo" integral que más tarde llamaron sustentable, unos orientaron su interés por la salud, otros por la vivienda, otros por la reproducción de las lenguas maternas, etc. Oaxaca representaba para los de afuera, como a los de dentro, un sin fin de preguntas que había se debía contestar. Unos siguieron ligados a las comunidades que habían contactado con el programa ya mencionado, y otros tantos, por otros ejercitados en el mismo período. El caso que la gran mayoría de fuereños se hicieron Oaxaqueños. El gran logro, de la gran mayoría y en distintos niveles, fue la valoración del significado de la comunidades Oaxaqueñas. Los de dentro se convirtieron en claros enlaces de dicha reflexión los que también encontraron en lo propio una manera muy nuestra, de abrir nuevos caminos para un mejor futuro.

Uno de estos excelentes resultados fue y sigue siendo; CAMPO. Si hasta sus siglas cayeron acertadamente. Estos compañeros, retomando las clases recibidas en comunidad, empezaron a dar apoyo a comunidades concretas en la solución de demandas también concretas, en materia de tenencia de la tierra, en comunicación, en investigación tecnológica demandada por las comunidades con quienes estaban vinculados. Se hicieron de instalaciones que les ha permitido ejercitar múltiples paquetes tecnológicos, que fortalecen los suelos dañados por los agroquímicos, introducidos desde los sesenta. Son relativamente pocos, ha pero que ruido hacen. Centros educativos así como representantes comunitarios, visitan su centro de trabajo no solo para abastecerse de su experiencia agroecológica, sino también en su manejo de materiales propios para la vivienda, y participar de sus ferias de intercambio productivo en todos los quehaceres del campo. Esta asociación cumple este año, su quinceavo aniversario de un trabajo, que reproduce en toda profundidad lo que las comunidades Oaxaqueñas les han enseñado, a quien también regresan enriquecidos estos conocimientos. Pero, ustedes se preguntaran, en que radica su aporte, si todo lo aprenden de las comunidades. Es en eso precisamente, porque reconocen el valor de lo que la comunidad contiene, lo clásico es exactamente lo contrario. Sobrevalorar lo que viene de fuera, y con esa valoración, imponer a las comunidades, práctica nocivas nos solo a la tierra, a la naturaleza, sino a ellos mismos. Esta actitud considera que vivimos sumidos en la ignorancia, y que por lo mismo es necesario rescatarnos del hambre, haciéndonos notablemente productivos, aunque nuestra proṕia naturaleza se oponga a ello. En esto radica los importante de la labor de CAMPO, en valorar y reconocer que las soluciones de futuro, están en nuestras manos, en nuestra experiencia, en nuestros recursos, y que lo que tenemos es a nosotros mismos, y con estos principios o valores, hemos de salir adelante. Muchos han aṕrendido esto, pero se lo han llevado a otros lados, ciertamente está bien también, pero lo sobresaliente radica en que estos compañeros se han quedado en Oaxaca, para revalorizar, lo que somos y tenemos conjuntamente, para sembrar un futuro propio y satisfactorio. (continuaremos).

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