Diario Comunal 181: Revalorizarnos tiene su historia. (2).
En 1985, en Guelatao se dio la más grande
concentración campesina que nuestros ojos hayan visto. Dos mil personas (en
promedio), durante tres días consecutivos, sesionáron en una comunidad (de 500
habitantes cuando mucho). Una reunión nacional de Consejos comunitarios de
Abasto. Increíble el asunto, ustedes lo pueden imaginar, dos mil gentes
almorzando comiendo cenando, y hospedándose, fue la locura. Teníamos el cargo
de regidor en el ayuntamiento, por lo que lo mismo estuvimos en el presidium,
que lavando los baños a primera hora de las mañanas. Un campesino de Sinaloa,
no alcanzaba a comprender, como un regidor del ayuntamiento, con manguera en
mano se daba a la tarea de lavar los escuzádos. Aquel evento fue el momento
cumbre de un programa que inició en el ochenta, CONASUPO-COPLAMAR. Este
programa estableció una tienda comunitaria de abasto en más de cinco mil
comunidades Oaxaqueñas. ¿Como se hizo aquella titánica labor?, cualquiera puede
decir, pues fácil, había dinero y con dinero todo se puede. Pues no. Se pudo
lograr gracias a la recia organización comunitaria en Oaxaca. Lo cierto es que
aquí caben muchas preguntas, ¿quienes hicieron esta labor?, ¿de donde salió la
orientación comunitaria de este programa?. Para continuar con nuestro relato
anterior, vuelve a colación el hecho de que este programa involucró a decenas
de universitarios que de una u otra forma, diseñaron y llevaron a la práctica
dicho programa. La mayoría, "caballeros andantes de la triste
figura", con camioneta nueva, preparada para escasos, sinuosos y
peligrosos caminos, se enfrentaron a la realidad comunitaria de un Oaxaca
agreste, multicolor, y multilinguistico. En cada rincón, estos invasores,
muchos de ellos con fuerte prepotencia revolucionaria, (marxista por cierto),
otros más, vividores de su tiempo, fueron identificando lideres naturales,
empeñados en defender lo suyo. Ambos, hechos amigos en una faena que parecía
congruente; dotar a cada comunidad de una tienda para abastecerse de lo
productos alimenticios de base. Se encontraron, se descubrieron, en poco
tiempo, en una labor francamente subversiva. Subversivo porque alteraron la
dieta alimenticia, redujeron la producción del maíz propio, es decir el abasto
de alimentos se encadenó al la producción externa y debilito la producción
interna. Resultado que contradecía el discurso de alentar la producción interna
y su comercialización intensiva, que garantizaría el mismo programa. Subversivo
también, porque permitió que la energía social que buscaba mejores condiciones
de vida, se viera en la posibilidad de reunirse con otros tantos con las mismas
preocupaciones. En poco tiempo, una reunión de consejo regional de abasto, se
convirtió en posible salida organizativa, que muchos vieron con loables caminos
para resolver muchas necesidades. No tardaron, las tomas de almacenes, por el
cumplimiento de su discurso y por sus errores que traía consigo, pero además
por el surgimiento de diversas iniciativas para enfrentar problemas anquilosados
y almacenados en las gavetas de la burocracia. Aquello, era obvio, energía que
se concentraba, en un Estado no necesariamente hambriento, pero si con un
régimen ávido de hacer crecer el mercado, la gran industria, que miró en las
comunidades, conejillos consumidores dóciles, ávidos de ser abastecidos por un
activo y moderno sistema. Otra herida más para Oaxaca, pero, lo que aquí
deseamos resaltar, es lo bueno y claro que trajo consigo este proceso que
consolidaba en la nación su nueva época; el neoliberalismo. Realmente, aunque
no lo crean, este proceso tuvo mucho de bueno, ya veremos. (continuaremos).
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