Diario Comunal 178: La democracia, una ficción estratosférica.
Pensar que el dinero del pueblo es el que gastan
lo partidos políticos para hacerse del poder sobre nosotros, hace que se me
enchine el cuero. Con tristeza vemos como se aplauden las instancias que
organizan la elecciones, por sus blancos resultados. Esto significa que el
Pueblo paga para legitimar a sus gobernantes. De niño, a mi nunca me enseñó la
comunidad eso. Nos nombraban semaneritos, y teníamos la obligación de mantener
limpio el templo, las flores frescas, las veladoras en su lugar, etc, luego,
nos daban de topil, y así poco a poco hasta llegar a regidor. Todos vigilaban y
veían quien era obediente y hacía sus tareas, quien tenía voz de mando, como
también quien era flojo o respondón. No lo niego, en las fiestas nos tocaba más
de lo que se repartiera, fuera fiesta o algún evento. El caso es que nos
inyectaban el gusto de servir y fundamentalmente el ser responsables.
Pero eso de que le paguen a uno, por servir,
definitivamente no me entra a la cabeza. Lo entiendo, en parte cuando es de
oficio o se dedica tiempo completo, y la familia depende de los servicios que
uno cumple. Y digo en parte, porque se tienen gastos en movimientos y todo.
Pero de que le paguen a quien aspira a ser representante o servidor, no lo
entiendo. Imagino que me pagaran por buscar trabajo. Los detalles de esto, creo
que todos los conocemos así es que no los mencionaré.
Es esto lo que nos permite pensar que todo esto
es una ficción, es decir algo que se inventa, algo que no puede ser real, pero
lo es, y ahí está la cuestión. Un servidor que es pagado desde que solicita
serlo, entra a una dinámica corrupta. Es decir, busca servir y por ello lo que
busca es un ingreso, que se justifica desde que se le paga por buscarlo. En
lugar de trabajar, de demostrar servicio, como lo hacemos en la comunalicracia.
Se obtiene primero el dinero, para después servir y obtener más dinero. Esto no
conduce a nada, sino a encontrar un trabajo fácil y bien pagado.
Para colmo, lo que se debe hacer, ya que se
consigue el título de presidente, diputado, senador; no importa en lo absoluto.
"El pueblo lo dirá" se dice inmediatamente, y cuando se llega, ya son
otros los que ordenan y deciden lo que, el dizque representante, ha de hacer.
Pero todo esto viene de más atrás, y tiene su contra-parte. Todo aspirante que
se le paga por buscar trabajo empieza su trajín encadenado. Primero ha de
contratar a sus cuates para que le hagan el ruido, el volanteo, las mantas, las
fotografías, el vídeo, le haga los mandados, y no sólo eso, sino que tiene que
pagar el desayuno para los que pueden ser sus padrinos en la faena, los que al
ganar, tanto achichincles como padrinos, cobran la plata, que invirtieron para
vestir al candidato a lo que sea. De paso le debe una cuota al partido que lo
registró, y también le tiene que pagar a sus secretarios, para que le atiendan
el teléfono, contesten sus correos, le lleven la roṕa a la tintorería,
principalmente las corbatas, al chofer para que lo lleve a la cámara, y de paso
a la o el amante en turno. Realmente creo que también el dinero es una ficción,
o un fetiche que gira de mano en mano y no se queda en ninguna. Pobrecitos
representantes populares, tanto que tienen que hablar y hablar, para que no les
quede nada, más que carros, mucha ropa y dinero guardado en el banco, quien sí
sabe como utilizarlo. ¿Donde quedo la bolita? quien sabe, por eso les decíamos,
eso de la democracia es toda un ficción.
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