Diario Comunal 174: !Hagamos, no consumamos educación¡
Con la llegada de la religión, sus monasterios
y sus clérigos, empezamos forzadamente a consumir fe. Los colonizadores nos
percibieron sin alma, con una cabeza hueca que había que llenar, ¿con que?, con
sus conocimientos, con su fe, con sus principios. Desde ese momento todo se
convirtió en un camino progresivo de consumo. Nuestra civilización como muchas
en el mundo, no existieron para la mentalidad colonial. Sin alma y sin
civilización, obviamente nos convertimos en consumidores de todo lo suyo, lo
que para ellos, sí existía. Primero fue la imposición de la fe, que no existía,
tiempo más tarde esto se tradujo en Educación. Había que consumir en primera su
lenguaje, en segunda sus leyes, luego sus ideas y principios. Los
independentistas y más tarde los liberales, empuñando el consumo de conceptos
europeos, hicieron de la educación los nuevos monasterios populares. Su
argumentación era el consumo de un lenguaje libertario, de igualdad y de
fraternidad. Y sobre esa base, construyeron la república actual. Esto en otras
palabras, significa que consumidores de lo ajeno, nos convirtieron en
consumidores, también de lo ajeno.
La educación actual es un verdadero
sistema-mundo de consumo. A tal grado hemos llegado en consumo, que la escuela
es una gran industria del conocimiento a consumir. Consumimos información,
ideas, principios, moral, lenguaje, hábitos, con ello, consumimos matemáticas,
civismo, ciencias, hasta juegos y entretenimientos. Y si no lo hacemos,
perdemos la facultad de consumir. Educarnos en el consumo, nos hace deṕendientes
del empleo, de lo que otros producen, y cuando mucho, lo que logramos es
trabajar en la industria para que nuestros hijos sigan consumiendo. Dicho sea
de paso, en la actualidad los padres de familia se niegan a que sus hijos
trabajen en la escuela, los quieren únicamente, consumidores.
En esta gran obra para el consumo, quienes han
volteado la mirada a producir o al hacer a la par del consumir, brillan con luz
propia, están los jesuitas, los centros fundados en el Trabajo como lo fueron,
en los cincuenta, los internados indígenas. Existen algunos sistemas, conalep,s
Bic,s , pero esta últimas, han terminado igual que las demás, siendo escuelas
para el consumo. Para colmo, la mejor argumentación del internet, resulta el
consumo de información.
Si las escuelas se instalaran para HACER
educación, sería una cuestión diferente. Se promovería mayor actividad con
resultados concretos, mayor creatividad, se resolvería necesidades concretas
que en la actualidad, obviamente se le reclaman al Estado. Pensar en HACER
educación expulsaría del poder del conocimiento al maestro, y se entraría en
una fructífera construcción colectiva del conocimiento. Pero esto seriamente
entraría en contradicción con el mercado y directamente con los hábitos de
consumo que se adquieren en todo centro educativo.
En la actualidad, el consumo se ha vuelto una
filosofía para la comodidad, lo que hace que muchos prefieran estudiar al
infinito, maestría, doctorados, a través de becas,que dejar la escuela, por dos
razones; porque salen sin capacidades para producir, y de paso no encuentran
empleo productivo que les permita subsistir. ¿Usted cree que se podrían
invertir estos términos? es decir, ¿hacer y no consumir educación?
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