Diario Comunal 17: PARA QUE NO NOS COMPREN NI NOS VENDAN.

La esencia de la compra-venta, consolida, representa y hace crecerla economía de mercado. Esta, al ser esencia de un modelo de economía, invade todas las dimensiones de la vida. Debemos reconocer que la propia vida nos ofrece veredas que nos permitan no caminar la suoercarretera que está invadida de valores y de intereses capitalistas.Pensar en alternativas requiere en primera instancia de valorar el mundo que nos rodea, sus territorios, su naturaleza, para diseñar acciones que puedan realizarse con lo que contamos. Requiere también de valorar la organización que portamos, esto resulta fácil en una comunidad pero es de suma complejidad en una ciudad.Existe también la necesidad de observar el cómo realizamos el trabajo que nos puede reproducir como seres vivos, si lo hacemos personalmente, o lo hacemos en colectivo. La economía de mercado se caracteriza por separar a los sectores, a los que trabajan y los que aportan el capital para que el trabajo se realice.En la ciudad prolifera esta división que muestra palpablemente las desigualdades en los ingresos. Lo mismo padece una trabajadora doméstica, un servidor del comercio, un burócrata que un obrero.Desde donde se mire las desigualdades aparecerán. Esto no se da en una comunidad, en donde a pesar de la división del trabajo, y de la estratificación social que se de, existe una relación umbilical con la tierra y los productos que se le extraen mediante el trabajo campesino. De la misma manera se tiene la posibilidad de aprovechar aquellos recursos que si no son poseídos de manera familiar, se cuentan de manera comunal, hablamos de la madera, de recursos pétreos, de minas, del agua, o de los terrenos de cultivo comunal.Todo esto posibilita la existencia de una economía comunitaria.
La economía comunitaria, en lugar de basarse en la compra-venta tanto de recursos materiales como humanos, puede descansar en el intercambio de excedentes, y en la explotación de recursos comunales, puede existir una redistribución de las utilidades de manera horizontal. Es cierto, comunalmente tendríamos la necesidad de entrar al mercado externo, porque los productos comunalmente aprovechados nos son orientados solamente al auto-consumo, sino principalmente a su venta. A diario, vemos en los periódicos las interminables intervenciones de capitales en minas comunales, de bosques o agua comunitaria, incluso del aprovechamiento de los vientos como se ve en la actualidad en el istmo. Para estos casos resulta necesario, que la comunidad invierta y consiga sus concesiones, antes de que los capitales nacionales o extranjeros, se acerquen para su explotación. Es decir, la comunidad debe tomar en sus manos el aprovechamiento de sus recursos. Para lograr esto, es necesario e inprecindible ir por delante de las ambiciones del mercado.
Lo que sucedería en la ciudad y la razón del porqué la comunidad no ve con buenos ojos la explotación de los recursos de la madre tierra, nos orienta a otros senderos. Lo comentaremos más adelante, por ahora solo les decimos que sí es posible el diseño de una economía comunitaria.

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