Diario Comunal 164: De cómo hacer escuela sin tener escuela, y de cómo ser maestro sin ser maestro.
Toda transformación de la educación debe partir
de reconocer que todos somos inteligentes, que todos aportamos algo a la
integración del conocimiento. En otras palabras, se debe partir de que nadie
enseña a nadie, de que todos nos enseñamos entre todos. Hasta hoy, la educación
institucional se ha fincado en una verdad construida para el poder. De que
existe, el que no sabe, y el que sabe, que el ser nace ignorante y que por lo
mismo desde pequeño ha de educarse ¿por quien? por el que ya sabe, el que fue
educado para enseñar, el que ya cumplió con un peregrinar ascendente que
garantiza y "demuestra" su saber, ¿conque? con títulos, con diplomas,
con certificados, con calificaciones, todo medido, todo demostrado,¿ante quien
? ante las instituciones creadas para ello. Todo esto ha hecho de la escuela
una industria del conocimiento, a la que se entra sin saber nada y se sale
sabiéndolo todo. Pero ¿quien crea la institución educativa? pues el poder.
Sabemos que en estos tiempos, el Estado, y los grandes capitales viven una
matrimonio perfecto, para mantener su control social económico y político,
diseñan los contenidos y distribuyen los recursos públicos y privados para
formar mano de obra que reproducirá y ampliara el impacto de sus intereses.
Todo esto que comentamos, lo han dicho miles de seres naturales. Y es esto lo
que nos conduce al diseño de una seria transformación educacional. Una
educación que permita garantizar la existencia de todos, con todos y para
todos.
El centro de una verdadera transformación
radica, en la práctica de una filosofía propia, natural, La actual está
centrada en el individuo, al cual termina cosificando, y convirtiendo en una
simples cosa, una mercancía. útil para el mercado, pero no útil para el bienestar
horizontal. Se forma para hacer dinero en la construcción, en la salud, en el
derecho, en la ingeniería, y los servicios, pero no para construir un
conocimiento para el bienestar colectivo. Estamos obligados de ir a la escuela,
para que un futuro obtengamos un empleo, que beneficiará los que diseñaron esa
educación. Y para colmo, para multiplicar sus capitales, el poder ya no genera
empleos, genera robots, con vida natural y artificial. ¿Pero como cambiar esto?
En principio, descubriendo la naturaleza de
nuestro razonar, que somos seres dependientes, no libres como nos lo inculcan,
que somos seres sociales y que todos aportamos algo para la vida. que desde que
nacemos tenemos capacidades, habilidades, sensibilidades, que retratamos de los
demás. En otras palabras, que somos el reflejo de todo y de todos los que
habitamos cada mundo. Este proceso de razonamiento hará que nos formemos con
los que ahora llamamos alumnos, y que eso se da en todos los espacios y en
todos los momentos, Es decir que hacemos escuela en donde compartimos la vida,
es decir en todo, y que somos unos más que aprenden de todos, y que por lo
mismo el maestro desaparece, que todos somos maestros. Que la escuela sea el
sitio de reunión para que nos enseñemos todos, y que esa escuela derrumbe sus
paredes para aprender de todo, y que el maestro sea sencillamente un hermano
mayor, que orienta, que cuida, pero que no es el poder del conocimiento. Pensar
así, nos lleva cambiar currículas, pero fundamentalmente procesos pedagógicos,
y con ello, los roles que define y reproduce el poder del conocimiento.
Implica, centralmente reconocer nuestra natural filosofía de hacer la vida.
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