Diario Comunal 160: ¿Qué significa una consulta?.
Durante los últimos tiempos se ha hablado mucho
de la consulta. Para realizar cualquier acción se manifiesta la importancia de
consultar. Los llamado Pueblos "Indígenas", apelan mucho a la
consulta para defender sus legítimos territorios, digo legítimos, porque son
ellos quienes los habitan y no solo porque esté escrito en alguna ley. Nosotros
consideramos que se consulta algo, cuando otro ha decidido caminar o hacer algo
en un lugar que no es de su propiedad. Es por esto, que si se va a extraer, de
un suelo ajeno, resulta obvio que se pide permiso, y será del propietario, la
decisión si deja pasar o hacer la acción a realizar. Esto en principio reconoce
que al vivir un régimen de propiedad territorial, se hace necesaria la consulta
para una buena armonía en la convivencia. Es decir, que las partes
participantes de cualquier acción salgan beneficiados o perjudicados. Pero que
pasa cuando no se habla de territorios, sino de condiciones de trabajo, de
principios a desarrollar, como sucede en las muchas reformas que están en
discusión en los poderes gubernamentales. En estas cuestiones la consulta se
vuelve una necesidad más compleja a satisfacer.
Cuando están en juego territorios concretos, la
cosa es muy clara. El estado, como Nación se adjudica la propiedad de los
bienes del subsuelo, y la consulta a los poseedores de superficie es
imprescindible, por que o salen perjudicados o beneficiados. Esto se ve actualmente
con mucha claridad en el Istmo, con los recursos eólicos, los vientos para ser
concretos. Pero en materia de educación y de telecomunicación, la cosa se
vuelve compleja y confusa. Para realizar una educación que satisfaga a la
sociedad en su conjunto, se hace necesario no solo consultar a los maestros o
docentes, sino a la sociedad en su conjunto, vía padres de familia, autoridades
locales, instituciones comprometidas en la tarea, etc. La educación atañe a
todos, como tal, todos deben intervenir en su evaluación, en su diseño, en su
realización, y no sólo entender la educación como una obligación del Estado y
sus órganos responsables. Esto mismo pasa con la telecomunicación, que para su
buen uso, deben participar en su diseño legislativo todas las entidades de
interés y responsabilidad al respecto.
Al parecer, en el campo educativo, nos fueron
consultados ni los trabajadores, muchos menos, los beneficiarios o los
maleficiarios de la acción educativa. Se parte de la idea de que la educación
es mala, porque así lo marcan indicadores dizque universales, es decir,
parámetros decididos por aquellos intereses económicos y políticos que deciden
que se ha de enseñar y como se debe evaluar. Y si son intereses de los
imperios, que basan sus intereses en el crecimiento de una economía que les
beneficia, al no ser así, resulta obvio que esa educación es mala. Sin embargo
si se consulta a las diversas sociedades que comparten la vida en el planeta,
en principio, abría diversidad de tipos de enseñanza y por lo mismo diversidad
formas de evaluación. En materia de comunicación algo hay de parecido, sin
embargo en esto, hay dueños, responsables, actores y es lógico y necesario que
haya acuerdos legislativos, en primera para que los millonarios no manejen a su
antojo a la diversidad social, y se pasen de lanza, al deformar a toda la
sociedad con el poder que manejan, pero los pobres, que también tienen
responsabilidad, deben ser consultados, incluso apoyados para que los grandes
no se los coman y puedan sobrevivir, sobre todo si atienden a comunidades
concretas.
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