Diario Comunal 159: Es cierto, se nace de alguien, pero también se nace desnudo.
Una mujer, apoyada u obligada por el hombre,
nos trae al mundo. En algún momento hemos utilizado una metáfora para la
explicación de nuestra historia. Si, para explicar porque somos en la
actualidad, lo que somos. Hemos dicho que somos hijos de una violación. Los
invasores españoles hace más de quinientos años, violaron territorios,
culturas, conocimientos. La tierra madre fue ultrajada, sometida, pero
sobrevivió ante la violencia colonial. Nosotros somos hijos de ese proceso de
historia cruel y homicida. Bajo los impactos de esa violación hemos sido
formados infinidad de generaciones, nos han vestido de ropa intelectual y concreta
de ropajes diseñados por el pensamiento colonial. Nuestra ropa natural tejida
con recursos propios y con la sapiencia heredada, ha sido abandonada
paulatinamente. Pero no se ha perdido del todo. Lo que se ha logrado conservar
nos sirve como cimiento para el diseño de nuevos caminos, de nuevos sueños, de
nuevas esperanzas, sensibilidades y convicciones que se han venido exponiendo a
lo largo de los siglos. En cada etapa histórica del continente, la presencia de
la herencia de nuestra madre naturaleza, ha demostrado su vitalidad, todas las
veces liderada por nuestros propios hermanos, unos influidos más por las
mentiras del padre violador y otros más, por las esperanzas de nuestra madre
tierra.
Desgraciadamente, es tal el autoritarismo de
nuestro violador padre, que sus ideas y pretensiones se nos imponen en la
escuela, en la calle, en el campo en la calle, en la televisión, en todo. A tal
grado nos afectan las vestiduras que nos ha impuesto, que pensar desde los
consejos de nuestra madre violada, suena a imposible, suena a utopía. Pero aún
gozamos de vida, y nuestra madre aunque enferma, sigue de pié y dispuesta a
encabezar nuestra energía.
Por todo esto es que podemos y debemos partir
de cero, de imaginarnos desnudos, para sacudirnos los ropajes intelectuales
académicos, si, los que nos obligan a memorizar desde el salón de clases, desde
el jardín. Tenemos la obligación de inventar un nuevo lenguaje, que explique lo
que en verdad pensamos y sentimos. Para muchos enamorados de los conceptos del
violador, tomaran esto como una irreverencia, pero no importa, el padre cuando
violo a nuestra madre, no se detuvo tantito en pensar lo que sería de nosotros.
Entonces, ¿porque no ser irreverentes?, ¿porque no descubrir una nueva manera
de razonar, desde la madre vida que todavía está viva?. A esto, muchos le
llaman diseño de una nueva epistemología, más sencillo, diríamos, una manera
propia de entender y convivir el mundo que nos trae a la superficie y nos
regresa, a sus entrañas, cuando así lo decide. Si vemos lo de "don
Goyo", si vemos los tornados, los sismos, los sunamis, los terremotos, las
sequías, las inundaciones, los maremotos, que diablos tenemos en la cabeza para
no buscar caminos, que incluso otros hermanos están encontrando, en Bolivia, en
Ecuador, En Venezuela. Si vemos a pueblos que por milenios han pensado
diferente, excluidos, ocultados, por los razonamientos coloniales e
imperialistas. Palabras, como el amor, la libertad, la democracia, el confort,
han sido utilizados por el violador para echarnos a dormir, para que ellos
sigan bailando el sueño de los justos, sin importarles el dolor con que todavía
logra cobijarnos nuestra madre tierra. Aún es tiempo de mirar las estrellas con
nuestros propios ojos, sin despegar nuestros pies del suelo firme.
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