Diario Comunal 158: Día del maestro, día para reflexionar la enseñanza de la vida.

Mi madre fue Maestra, me formó para vivir seguro, cometió desaciertos por ser obediente a la educación del poder, Rebeca Luna, heredó las horribilidades Vasconselistas, -por cierto, amigo del abuelo-, las imposiciones de Ramírez, lo que la llevó a prohibirme hablar y gozar del zapoteco. Lineamientos oficiales al fin, que otra cosa podría haber, sino sometimiento al afán homogeneizador de la mentalidad liberal, occidental y mercantil. Lo que reflexiono, es que esa misma mentalidad es la que priva en la actualidad, con la susodicha reforma educativa, que más bien es reforma laboral, que educativa.
En tiempos pasados, este día era día de fiesta, si, no había comunidad quien no homenajeara a los maestros. Pobres pollos, en todos lados eran sacrificados para festejar, comilonas, programas con bailables, poemas, desfiguros, en fin, todo se hacía en este día, sin faltar los regalos de autoridades y padres de familia. En el Internado de Guelatao, donde estudié la primaria, incluso el cumpleaños del director, era motivo de celebración en grande.
Los años han pasado, pocos quieren ahora celebrar. Vale la pena voltear al pasado. La ausencia de libros de texto, hacía que los maestros fueran verdaderos investigadores, cierto, heredaban la posición de poder, pero al no contar con sapiencia escrita, la encontraban en la realidad circundante, en el contexto real en donde se realizaba la labor educativa. Es decir estaban obligados por las circunstancias a ser creativos. Los alumnos teníamos Asamblea, nuestro consejo directivo, comisiones especificas, el maestra era un serio asesor, que horizontalmente nos empujaba a reconocer el suelo que pisábamos, a respetar a nuestros compañeros en trabajos diversos, carpintería, textilería, música. etc porque todo era educarse con base en el trabajo concreto. sus resultados, los gozábamos todos , sobre todo los del taller de panadería. El final de cursos era todo una celebración, muebles, productos de talabartería, agricultura, adornaban el pachangón final, claro, sin faltar los honores a la bandera, cosa que se mantiene a fuerzas, del nacionalismo imperante.
Todos recordarán, y reconocerán que cada escuela rural cuenta todavía, con una parcela escolar, parcela ahora olvidada por todos.
En la actualidad todos, incluso los maestros quieren irse a la ciudad, y las comunidades en la búsqueda de urbanización. El empleo, en la ciudad, la diversión, en la ciudad, los servicios, en la ciudad, poco a poco lo rural se fue silenciando. Cambian los gobiernos, y además llegan los licenciados, los arquitectos, los médicos, en fin, hasta los antropólogos. Pero lo fundamental, llegan los libros de texto, las plazas, la educación indígena, crecen las secundarias,las Etas, los bachilleratos en la ciudad, claro. Más tarde las tele-secundarias, y un sin fin de niveles, que este sencillo escrito no alcanza para comentar y enumerar.

Aparecen también los horarios, los beneficios sindicales, etc, etc. Todo esto va modificando, actitudes, situaciones que nos conducen a padecer, ahora si muy en serio lo de la tan cacareada reforma educativa. Pero por fortuna también se abre lo de la transformación educativa para Oaxaca. Es decir, este día, bien vale la pena decirles a los maestros que miren el camino andado, y que comprendan que los caminos no son para seguir solo para adelante, sino también para regresar, para valorar lo mejores momentos de la enseñanza. Celebrar es reflexionar y valorar de lo que hemos sido, somos, y construir de manera permanente. ! Salud ¡ estimados maestros.

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