Diario Comunal 110: El presente es el tronco de una vida pasada que son sus raíces, las ramas y los frutos siempre serán el futuro.
Somos seres naturales, que nacemos crecemos y
no morimos, simplemente nos transformamos. En la actualidad por muchas razones,
variedad de mentes quisieran hacer tabla raza del pasado, quizás por que su
vida no tiene lo que les convencieron de buscar, o porque le ofrecieron lo que
no existe, o porque simplemente llenaron su pasado de recuerdos que para ellos
son obscuros o negativos. Todos pueden tener sus razones, pero en concreto,
siempre serás razones tejidas en el abstracto de los recuerdos. Lo real es que
percibimos un presente, pero con los lentes que nos han colocado en el caminar,
en el pasado, como también cargamos sueños que bordamos mañana a mañana, sueños
de todo tipo, según el mundo en que nos haya tocado reproducirnos. Vale la pena
preguntarnos , de donde sacamos lo sueños ¿ Pues de la vida misma, de lo
afectos y desafectos que hemos recibido. Por ello mismo negar nuestro pasado,
es como negar el origen de nuestra existencia, es cierto el presente es lo
concreto que sentimos, que vemos, que palpamos, pero todo lo guarda nuestra
cabeza, que también se da el lujo de seleccionar y grabar lo que durante
nuestra existencia llevaremos en el presente. No hay seres sin historia, quizás
no toda la tengamos escrita, pero si todos la guardamos en la memoria. Los
opresores, en la mayoría de los casos, son quienes desearan que no existiera en
nosotros la memoria, para ellos repetir cuantas veces lo quieran, las mismas
atrocidades en nuestro perjuicio. Pero se equivocan y mucho más, cuando damos
cuenta que con más fuerza permanece la memoria colectiva. Y esta es más
poderosa porque esta en la memoria de muchos, con la que se crean nuevas
imágenes, y tejen nuevos proyectos de vida, nuevos sueños de futuro lo que hace
imposible, una muerte colectiva, a menos que el mismo colectivo lo decida. En
el campo de los desafectos, o desamores, como se conoce, es donde crece más la
necesidad de negar el pasado. En concreto, todos nos hacemos daño, al no
reconocer nuestros errores y también nuestros aciertos, porque ello no impide
crecer. Máxime, si tomamos consciencia, que lo que portamos en nuestra memoria
no es de nuestra propiedad, sino que es el existir de todos, esos todos que
hacemos el mundo que vivimos.
Debemos aceptar que nos han hecho creer que lo
que somos solo somos nosotros y nada más, lo cierto es que somos el resultado
de todos, y si nos reconocemos en los otros, seremos eso, todos, con sus
defectos y sus virtudes. Ahora recuerdo a un personaje que vive entre nosotros,
que cuando les dijo, me quitaré la mascara o el pasamontañas, lo que enseño en
concreto fue un espejo para que todos se vieran. Eso somos, tu y yo, somos
ellos, el espejo lo revela.
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