Diario Comunal 108: La Cultura propia lo es y está en todo.
Generamos cultura al conocer el suelo que
pisamos, al reconocer la presencia de los demás, al trabajar familiar, grupal o
comunalmente con la naturaleza que nos envuelve, La cultura la generamos
también en nuestro goce de la vida. Dicho de otra manera, la cultura está en
nuestra profundidad, como está en nuestra imagen, Ropa, arreglos, lenguaje,
música, etc. La Cultura es nuestro modo de vida, de pensamiento de
comunicación, por lo mismo la exponemos en todo. El pensamiento occidental
separa la cultura de otras expresiones, que aunque son Cultura no lo entiende
así. De esta manera, para el mercado la cultura resulta una mercancía, es una
pintura, un libro, una artesanía, una vestimenta, una danza, un resultado
cerámico, en fin todo es un producto para la venta. Dentro de ese mismo
razonamiento, la Cultura es medida, es valorada mercantilmente, tiene un
precio, se establecen instituciones, fondos, políticas para el fomento,
comercialización y como tal, para la exposición de la Cultura.
Desde esta perspectiva, nuestra cultura, sufre
una orientación permanente hacia la folklorización, es decir para la venta.
Sin embargo, si la cultura, para nosotros lo es
todo, debemos desde nuestras capacidades, fortalecer, no solo sus expresiones
sino también los procesos de trabajo y de investigación que la generan.
Me dieron la oportunidad de conocer lo que el
magisterio realiza en el Distrito de Putla, Un esfuerzo alentador, para
modificar las imágenes y los contenidos en todos los juegos que mercantilmente
se nos ofrecen en todas la ferias principalmente urbanas. Es un trabajo, que recupera
la vida cotidiana de las comunidades que habitan esa región, sin embargo,
percibí que la competencia que subyace a todo proceso mercantil, se mantiene en
todos los resultados obtenidos. Es cierto, lo verdaderamente difícil está en
entender que la competencia es muy diferente a la compartencia, que lo
importante es participar, no ganar. Este es el verdadero reto en que todos
tenemos que conscientemente tenemos que derrumbar. No es nada fácil en la
medida, que a un maestro de educación física, lo forman para formar y ganar en
todo tipo de deporte. Es más a todo tipo de evento deportivo se le conoce como
competencia. En el salón de clases se fomenta la competencia en la
memorización, en la inteligencia, en la observación, en fin, en todo se
compite, hasta en el tipo de novia que se logre.
Pero lo cierto, es también que si entendemos
que nuestra Cultura es lo que se ve, lo que vestimos, lo que decimos, lo que
trabajamos, y que todo se origina en nuestra profundidad, podemos comprender,
que se nos puede cambiar de ropa, de lenguaje, pero no de organismo.
Reconozcamos nuestro organismo como el origen, un organismo umbilical mente
ligado a la naturaleza, que por más cambios de vestimenta que muestre, nunca
perderá la esencia de un ser vivo y por lo mismo natural.
Por ello decir, NO a la minería es proteger
nuestras entrañas, y alejarla de todo peligro mercantil. Aunque siempre será
mejor que nuestras entrañas defiendan nuestra existencia y no los intereses de
los capitalistas, nacionales y extranjeros.
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