Diario Comunal 106: Decir, NO A LA MINERIA, ¿es una acción hacia la derecha o hacia la izquierda?.

Oponerse a la minería tiene variadas interpretaciones, dicha acción se puede tildar de conservadora, de estar en contra del progreso, en contra de la generación de empleos, en contra de mejorar las condiciones económicas de una X región. En cierto modo significa oponerse al "desarrollo". Según el discurso que vociferan partidos que se auto denominan de izquierda, lo conservador implica también tradición, o ser reaccionario, es decir oponerse al avance. Desde esta perspectiva, la defensa de los territorios no tiene asidero en ningún partido político, pues todos se sustentan en la urgente creación de fuentes de empleo, aunque esto sacrifique a la madre tierra, o de que los territorios de comunidades originarias, sean invadidos por empresas e inversiones nacionales y transnacionales.
Es aquí en donde debemos ver, que los reclamos en la defensa de nuestra naturaleza, no encuentran ninguna relación con las facciones o mafias que se comparten el poder político. Y que por lo mismo, nuestra preocupación no es si vamos a la izquierda o a la derecha, sino que vemos lo que está en la profundidad de nuestro suelo, y las formas como los de arriba se adueñan de lo que de abajo tenemos la comunidades naturales.
Exigir el respeto a las comunidades, es ir en contra de una lógica mercantil, que ve a la naturaleza, como una cosa, una materia, una mercancía. Esto precisamente es el pensamiento neoliberal que nos envuelve en la actualidad. La Constitución le adjudica a la nación entera, la propiedad de los recursos del subsuelo, y al Estado, como su administrador, por ello es el Estado, que es manejado por los partidos políticos, quien decide a quien concesionar las riquezas del subsuelo a nombre de la nación. En esto no existe ninguna diferencia entre la gente que se dice de izquierda y la que es de derecha. Lo que les importa es el desarrollo. Los reclamos más bien se dirigen de los que estamos abajo a los que están arriba.
La agresión a los terrenos jurídicamente reglamentados como comunales, tiene un pequeño grado de argumentación, pero los que están en áreas de propiedad privada, su situación es mucho más cruel. De cualquier manera, la lucha en contra de la minería, revela el centro de dos formas de pensamiento, la que ve a la tierra como una Madre, y la que la percibe como una mercancía.

Dos maneras distintas de entender el bienestar, los que piensan en la acumulación, y los que buscan el intercambio, los que buscan la competencia, y los que buscamos la compartencia. Los que quieren mandar desde arriba, y los que nos queremos mandar desde abajo. Es por todo esto, que nos preocupa el tratamiento que se le da, a la entrañas de nuestra naturaleza.

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