PUES BIEN, son tiempos de reconocer a la Madre

. Es conveniente escribir y reflexionar desde la Matria, ya no desde la Patria.

Nos trae al mundo la Madre, y es la Matria quien nos da para vivir, como lo hace nuestra madre cuando nos amamantan al nacer.

No hablamos en términos metafóricos, sino en planos reales.

Nos acribilla un patriarcado que ve mercancía en nuestra propia existencia, no se diga en lo que contiene la Madre Tierra.

Esto no es literatura, es una verdad palpable, que nos ha hudido en un laberinto sin salida. Cuando, no encontramos remedio más que emplearnos, más que dañar nuestra geografía, más que endeudarnos monetariamente, dependiendo de bancos y de créditos leoninos, principalmente cuando a nuestros ojos, aparece la industrialización de todo.

La Matria es la unica que nos mantiene en pie. Sembrar, intercambiar cosechas, mercadear nuestras utilidades para complementar lo que otros no logran, organizar nuestra vida comunalmente, parece ser el único caminos que puede salvarnos.

Las pandemias, nos ponen a prueba, nos presionan a reconocernos en el otro, en el trabajo auxiliado por todos. En una educación que nos enseñe a compartir, ya no a competir, una educación que no esté enclaustrada, que no se nos imponga, que no haga seres creativos, como sólo lo es la Matría, y antes que nada, la Sembranza, pues de tanto esperar se ha ido muriendo hasta la Esperanza.