Animemonos a forjar el mundo que queremos.

Si recurrimos a los expertos, el futuro no resulta promisorio. Los anticapitalistas creen en el desplome del sistema. Los capitalistas creen que todo volverá a la "normalidad", que todo está bajo control. Los religiosos creen que se acerca el fin del mundo. Otros que debemos mantenernos en franca desobediencia, otros que el o los Estados, deben desaparecer. Incluso hay los que señalan a los culpables de la Pandemia. 
Quizás todos tengan algo de razón, Lo que es cierto es que, todos opinamos de lo que consideramos podrá o debe ocurrir, cuando ésta pandemia desaparezca. Pero siempre pensando en lo Macro, es decir con interpretaciones que engloban a todas las regiones del mundo. Se hace tabla rasa de todo. y aseguran lo que su información les permite afirmar.


Es digno reconocer, que todos podemos y debemos opinar, pero creo que es necesario hablar desde nuestras muy particulares localidades. Pues no es lo mismo lo que se reflexiona viendo al mundo, desde una comunidad en la montaña, que lo que se reflexiona saliendo del metro de una gran ciudad. No es lo mismo ver la luna desde una cabaña, que desde un observatorio citadino.
Un campesino en una comunidad, está más atento de si va a llover, que si la mortandad por el virus es más grande en Europa o en Estados Unidos. Lo que deseo decir, es que no a todos nos importa lo mismo. Obedecemos en encerrarnos, porque no queremos acusaciones gratis. Y porque también nos preocupan los demás. Pero en verdad, lo que queremos es otro mundo. Es decir, no queremos volver a la "normalidad". La gran mayoría está pensando en situaciones, en condiciones concretas para cuando acabe todo.


Es por eso que hemos planteado ver y percibir al mundo de manera directa, sin intermediarios. Porque debemos aceptar que no hay un pensamiento global, que podemos cada quien, en cada lugar, tener una manera distinta de ver en donde estamos, con quien estamos, que hacemos ahí y que obtenemos. Que abandonemos la obediencia mecánica de lo que se nos dice, de lo que se nos impone a través de todos los medios. Que abramos los ojos y miremos al mundo con esos ojos, no con los lentes que nos imponen. No hay recetas, cada quien debe diseñar su modo de vida, en esa realidad en la que nos han obligado a vivir. Hagamos más creativo éste encierro. Si, sigamos leyendo, pero sobre todo aceptemos que son nuestros pies, lo que caminan, que son nuestras manos las que construyen y destruyen, que no estamos solos, a distancia pero en conjunto. 


Animemonos a forjar el mundo que queremos.

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