Diario Comunal 321
Trova Serrana
Cumplir 30 años, de compromiso musical pareciera,
como dice la canción…que...nos es nada.
Hoy 7 de diciembre cumple TROVA SERRANA, 30 años
de haber visto la luz.
En Santa María Yahuiche, invitados por Mario
Paz, Angel, Jaime, y el escribiente cantamos por primera vez como grupo
musical. A partir de esa fecha, guitarras y voces, empezaron un caminar que no
se detuvo en la Sierra, sino que caminó casi todo el Oaxaca de esos años,
muchas regiones de México, y de otras Naciones. El
compromiso fue claramente expuesto en miles de presentaciones, conciertos, y
cantadas. Valles, montañas, ciudades, fueron testigos de aquel sencillo mensaje
que cargaba consigo, el compromiso de su pertenencia a los pueblos serranos.
Vida cotidiana llenó el contenido de aquellos cantares, que nacían del
reconocimiento de los saberes que emanaban de aquellas montañas del norte de
Oaxaca.
Cientos de asambleas, mítines insurgentes, incluso misas de bodas y bautizos, reprodujeron aquel compromiso por la vida.
No fueron pocos, los cantores famosos que compartieron el compromiso, como tampoco, fueron pocos los que criticaron las utopías que encerraba el hacer público el orgullo de saberse fruto de la tierra.
Lo mismo acompañamos, el movimiento magisterial, que la celebración de fiestas comunitarias de etiquetación religiosa. No negamos que una seria compañía, fue el mezcal, el estandarte de toda celebración. Aquél elixir se convirtió en nuestra amante y perdición. Sin embargó cabalgó con nosotros como compañera hija de la misma madre; la naturaleza.
Nuestro compromiso nace del seno mismo de la enseñanza, musical infantil que no había, que encontró en el tequio, el cargo, en la asamblea, sus verdaderos fundamentos, argumentos que hoy en día iluminan la propuesta de los Maestros Oaxaqueños. Treinta años se dice fácil, pero cuántas vidas se han ido construyendo con esa música, y cuantas más, están por formar en la convicción de pertenecer al mundo.
La muerte de Mario, de Angel, de Javier, de Beto, será, el abono de futuras concreciones, el mezcal les acompañó, pero serán ambos quienes den contenido substancial de futuras mazorcas de luz. Sirva este diario, como un espacio para recordarles, como para recordar, los treinta años de compromiso fecundo, que ahora fortalece la esperanza de miles de personas, que siendo maestros en su labor, o no, resultan maestros en el quehacer de cada día.
Cientos de asambleas, mítines insurgentes, incluso misas de bodas y bautizos, reprodujeron aquel compromiso por la vida.
No fueron pocos, los cantores famosos que compartieron el compromiso, como tampoco, fueron pocos los que criticaron las utopías que encerraba el hacer público el orgullo de saberse fruto de la tierra.
Lo mismo acompañamos, el movimiento magisterial, que la celebración de fiestas comunitarias de etiquetación religiosa. No negamos que una seria compañía, fue el mezcal, el estandarte de toda celebración. Aquél elixir se convirtió en nuestra amante y perdición. Sin embargó cabalgó con nosotros como compañera hija de la misma madre; la naturaleza.
Nuestro compromiso nace del seno mismo de la enseñanza, musical infantil que no había, que encontró en el tequio, el cargo, en la asamblea, sus verdaderos fundamentos, argumentos que hoy en día iluminan la propuesta de los Maestros Oaxaqueños. Treinta años se dice fácil, pero cuántas vidas se han ido construyendo con esa música, y cuantas más, están por formar en la convicción de pertenecer al mundo.
La muerte de Mario, de Angel, de Javier, de Beto, será, el abono de futuras concreciones, el mezcal les acompañó, pero serán ambos quienes den contenido substancial de futuras mazorcas de luz. Sirva este diario, como un espacio para recordarles, como para recordar, los treinta años de compromiso fecundo, que ahora fortalece la esperanza de miles de personas, que siendo maestros en su labor, o no, resultan maestros en el quehacer de cada día.
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