Diario Comunal 47: Una boda Budista para todos.

El día de ayer asistí a la boda de un querido amigo, que por cierto fue el que aró la tierra para que la radio regional llegara a la Sierra Juárez. La boda fue impecable, armónica, fraterna, comunicativa, se enlazaron principios y valores en verdad diversos, pero me llamaron la atención algunas cuestiones. Los principios Budistas ahí expuestos son en verdad universales, se habla de respeto, comunicación, plenitud, armonía, etc., etc. Pero la fiesta, Oaxaqueña en pleno, en armonía, en comunicación, en respeto ofreció lo mismo. Esto me hizo pensar que dentro de la diversidad emergen de manera natural principios universales. No estoy hablando de aquellos principios, supuestamente universales que los occidentales han querido imponer al mundo, como lo son la libertad e igualdad. Sino principios necesarios, por lo tanto naturales para la sobrevivencia del género humano. Lo que resalta, a mi gusto, en la plenitud interna de la externa.

 Las oraciones exigen del ser la paz con uno mismo, y pasa a segundo plano lo que todos llevamos de los demás. Esos mismo, que se vio en los bailables, en la comida, en la bebida, en los regalos, en el baile, en fin en todo lo externo, que a mi manera de ver, solo es conjugación de lo externo o reflejo de lo interno que todos llevamos consigo. (Según lo que escuche en las recomendaciones a la pareja). En nuestros tiempos de amplio liberalismo, mucho se afirma de la paz interna, de crecer en calma con uno mismo y de dejarse acompañar del otro. Todo esto me lleva a preguntarme, que tanto uno es uno, y no los demás en nosotros. O los otros en uno. La comida y los bailables fueron los otros en cada uno de los asistentes, y el yo, realmente se convirtió en una colectividad en apoyo mutuo. 

Nos regalamos la presencia, los que se casaban dieron lo suyo, en la organización en la integración del todo. Pero lo realizado no hacia los adentros de uno con uno mismo, sino todos para todos. Algunos que lean esto dirán, que la cruda de mezcal ha hecho estragos en mi redacción. Lo siento, aunque no me guste decirlo, no bebí en lo absoluto pero sí me embriagué del colectivo. Y esto sucede en toda fiesta, porque ello no es una oración supuestamente hacia los adentros, es una demostración externa para todos y en este caso para los contrayentes. Aquí en donde quizás esté encontrando principios colectivos universales, que no son doctrina, ni obligación, es compartencia recíproca, ¿a qué le suena esto?

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