Diario Comunal 28: La autonomía no es una utopía.
Es lo que se realiza sin las órdenes de alguien,
sino lo que se decide en colectivo. Un algo que genera sus propias normas,
obligaciones, programas de acciones en fin todo. Pero hay que entender la
diferencia que hay entre autonomía individual y la colectiva. La autonomía
individual es la esencia del sistema que nos ahoga, el que no admite la diversidad,
el que sitúa al hombre como centro del universo. Pensar en la autonomía
colectiva, comunitaria, social, nos conduce a enfrentar un sin fin de trabas.
Para empezar los límites.
Antes de
la invasión Española, la tierra no estaba delimitada, tampoco los dioses,
tampoco las imágenes. No existía los Estados, se habitaba la región, se
cultivaba el respeto a los integrantes de la naturaleza, no existía el yo, o el
tú, sólo el nosotros, integrados a la naturaleza. No había propiedad, ni
privada ni comunitaria. La propiedad deviene del individuo, en el proceso de
apropiación la comunidad se ve presionada a apropiarse comunalmente del
territorio. Hoy la lucha entre comunidades es por la lucha de sus territorios,
aunque se tiene como enemigo central a la propiedad privada.
La
propiedad comunal nace como resistencia a la propiedad individual. Es decir, si
los españoles delimitaban sus propiedades privadas, a la comunidad, que no
tenía ni entendía sus límites, tuvo que delimitar su territorio para garantizarse
la sobrevivencia, del robo territorial que realizaban los conquistadores.
Una vez
asumida la propiedad comunal como la herramienta para la defensa de lo que daba
vida a la comunidad, la pelea se empezó a dar con las otras comunidades.
En la
actualidad, esta guerra territorial, le sirve al poder, para que estemos
entretenidos defendiendo una naturaleza que en otro tiempo no tenía dueño, y
empezó a tenerla ante la mentalidad colonizadora. De ahí que el colonialismo se
haya ido introduciendo en nuestra forma de pensar, sin que nos diéramos cuenta.
El que
poseamos el territorio de manera comunal nos abre la posibilidad de comunidades
autónomas. Todas tenemos un territorio común, esto nos permite una organización
específicamente comunal y con ello la programación de nuestros trabajos. Todo
se decide en asamblea, es decir, en un espacio en el que participan todos los
jefes de familia. En ella se generan decisiones autónomas, que el Estado se ve
presionado a respetar, si quiere un buen grado de gobernabilidad.
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